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Hay que ser absolutamente moderno.
Nada de cánticos: ir por delante. ¡Dura noche! ¡La sangre reseca exhala vapor sobre mi rostro, y no dejo nada detrás salvo ese horrible arbolillo!... El combate del espíritu es tan brutal como la batalla de los hombres; pero la visión de la justicia es placer exclusivo de Dios. [2]
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