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El hombre tranquilo

No es John Wayne ni surge de un western, sólo tiene en común con él, su sombrero, pero es un hombre tranquilo. Su tierra es una isla perdida en el horizonte del Atlántico, vive para sus montañas, desde donde puede cada día ver la salida y la puesta del sol. Ama la naturaleza, las cosas sencillas, la música suave, es medio ermitaño y medio bohemio, trabaja con sus manos grandes y fuertes, pero produce sueños, cambia las imágenes de luces y sombras en color, refleja en su objetivo todas sus vivencias, es cercano pero introvertido, acaricia sin tocar con sus manos, sólo su entorno te envuelve de tal manera que hace que te sientas fuera de la realidad.

Es muy difícil poder encontrarle, se esconde para que esa tranquilidad, no sea perturbada por nosotros, las hordas salvajes del mundo real. Es respetado y respeta, te tiende la mano para caminar, por esos caminos de su isla quieta, de su mar tan bravo de su tierno andar.

Sí, yo le he encontrado, pero ni siquiera podría pensar en romper su encanto, su lento silencio, su música suave ni su caminar. Cuando le conoces es como las flores que están donde la naturaleza las quiso dejar, no le he perturbado, le he dejado indemne, como un fuerte árbol con sus raíces ancladas allá.

Sigue hombre tranquilo tu vida tan llena de lo que otros no pueden tener, mantente inmune a lo que te ofrece la vida terrena de la gran ciudad. Así serás siempre ese hombre tranquilo, que encontré aquel día y no sé olvidar.

P. Bamba



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