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Fresco de Beethoven

10/08/07 | Fresco de Beethoven

Gustav Klimt vivió en la Viena finisecular de Sigmund Freud. Una ciudad en la que, frente a la moral establecida, crecía un nuevo clima más erótico y complejo. La leyenda cuenta que en el taller del pintor, una casa de una planta rodeada de un precioso jardín asilvestrado, las mujeres se paseaban desnudas a todas horas. Allí, él las dibujaba en todas las formas posibles: jóvenes, ancianas, embarazadas, solas, con hombres o con otras mujeres, masturbándose…

Klimt nació en Baumgarten, en las cercanías de Viena (hoy distrito XIV de la capital) el 14 de julio de 1862. Su padre se llamaba Ernst y su madre Anna Finster. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios, pero en 1890 se aparta de los modelos académicos. Funda con su hermano Ernst y con Franz Matsch el movimiento de la Secesión, una asociación de artistas modernistas y de arquitectos cuyo lema fue "a cada edad su arte, al arte su libertad".

En uno de sus escasos textos autógrafos, Klimt dice: "Estoy convencido de que no soy una persona especialmente interesante. No hay nada especial en mí. Soy pintor, alguien que pinta todos los días de la mañana a la noche".

Pero lo cierto es que Klimt despertó en su época una gran fascinación. Se especulaba sobre su vida privada y sobre el movimiento que giraba en torno a su estudio vienés. Sus modelos eran generalmente mujeres que pertenecían a la burguesía vienesa, pero también tenía un séquito de prostitutas que le servían de musas.

Al parecer, siempre había mujeres desnudas, posaran o no, a su alrededor. Según la leyenda, Klimt necesitaba estar siempre rodeado de mujeres. Cuentan también que cuando Rodin visitó el estudio vienés de Klimt se arrodilló ante él y le dijo: "Nunca había sentido nada parecido a lo que siento aquí. Vuestro fresco de Beethoven, tan trágico y tan feliz al mismo tiempo; vuestra grandiosa exposición, inolvidable; y ahora, este jardín, estas mujeres, esta música… Y alrededor de usted y en usted mismo, esta alegría feliz e inocente. ¿Qué puede ser?". Klimt, con su aspecto de apóstol, se giró y contestó con una palabra: "Austria".

17:11 | Permalink | Comentarios (0)

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